A veces, tras una hora y media de viaje, te encuentras en medio de un cultivo de pistachos y descubres que hay plantas macho y plantas hembra. Pero este detalle no es de lo más importante, lo que de verdad importa es que descubres a gente fantástica que te lleva a visitar un castillo en una ladera al atardecer con cervezas en lata; a preparar una barbacoa mientras escuchas música de fiestas patronales o a jugar a las cartas mientras comes caramelos. Sin olvidar la paella del domingo antes de irte.